La vida es aventura. Todos queremos disfrutar la vida, porque está hecha de instantes. Sin embargo, entre más grande sea aquella aventura de vida, entre más vivimos de forma intensa, el riesgo se eleva.

¿Cómo medir el riesgo?

De bebés y niños.

Le toca a los padres medir el riesgo con objetividad. Distinguir entre el riesgo posible y aquello que es imposible que suceda, permite:

  1. Analizar el riesgo de forma racional.
  2. Evaluar de mejor manera la exposición. Muchas veces por estar pensando en situaciones de riesgo, las cuales son físicamente imposible que sucedan, descuidamos situaciones que representan un riesgo más latente y de paso, dejamos de vivir.

Ejemplo:

El otro día en una piñata le regalaron a un niño de dos años un globo lleno de canicas bombochas (las grandotas). Llegando a la casa, la familia rompió el globo. El niño empezó a meter las matracas a la boca, la madre guardo todas las matracas en una gaveta, por temor a que el niño terminará atragantado. Regresando, observaba cómo se atragantaba con el globo. Con una matraca es físicamente imposible atragantarte, aún en adultos, inténtalo si quieres.

En la adolescencia.

Los riesgos están en función de las decisiones que nuestros hijos empiezan a tomar, muchas veces por voluntad propia, y otras por voluntad de terceras personas, simplemente para quedar bien. Para ello hay que medir, siempre con objetividad:

  1. El nivel de cordura de lo que nuestro hij@ piensa llevar a cabo.
  2. Cuáles son los motivos que lo están orillando a tomar esa decisión. Esto puede ayudar mucho a conocer a nuestros hijos inclusive.

Recomendación.

Pensando en que no vas a estar ahí al momento en que tome la decisión, la mejor recomendación para nuestro hijo es que todas las piruetas físicas que pretenda realizar las realice pensando en si el resultado puede ser mortal o no. En el salto de una azotea, al subir un risco, expuesto en un acantilado, o en cualquier otro sitio donde la vida te encuentre, siempre hacer la pregunta, si me la pongo me mato? Si respuesta es sí, no proceder. Si respuesta es no, adelante, lo que no mata te hace fuerte.

Preparatoria y Universidad.

Los hijos van tomando su propio camino. En la preparatoria y la universidad, es importante mantener una comunicación adecuada con nuestros hijos, para lo cual es importante tener complicidades con ellos, a través de actividades e historias que les gusten a todos.

Recomendación.

Hay que estar muy cerca y observar lo que sucede alrededor, cuáles son las costumbres en su entorno, aquellos hábitos individuales y colectivos que los chavos tienen en estas etapas de la vida. Aquí se terminará de forjar el carácter de las personas. Los riesgos pueden ser psicológicos y mentales, por lo que es importante estar muy atentos del entorno.

Cuando se trate de ti.

Es por que ya llegaste a los 30 años y te encontraste con esta lectura. Creo que un buen análisis médico a los 30 y 40 te permitirán confirmar que el organismo está trabajando bien. Obviamente es importante hacer ejercicio y llevar una buena alimentación, además de tener un cuidado de la salud mental y de nuestra actitud ante la vida. También hay que estar pendiente de cambios corporales, cómo pueden ser transformaciones óseas, resequedad en las uñas, dolores permanentes y agudos, mareos continuos. Es importante estar alerta de todo y tener buen juicio.

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